La primavera es perfecta para observar nubes. El cielo cambia constantemente de aspecto y podemos dedicarnos a disfrutar imaginando formas, deseos realizados, viajes, historias… Me encanta soñar despierto y viajar sobre una algodonosa nube (¿será un residuo mental infantil achacable a Heidi…?) rumbo a todos esos lugares que querría visitar..
Es el momento de buscar dos metros cuadrados de perfumada y confortable hierba donde tumbarse para dejarse ir, decidir viajar hacia donde la vida quiera llevarnos, sentirnos tripulantes de la nave Tierra y confiar en el más experimentado de los pilotos. Y durante el viaje, fundirnos con el paisaje del modo más discreto posible y aprender a amar las nubes.
Nuages (Django Reinhardt). Miguel Ortiz – Guitarra eléctrica, Félix Botana – Guitarra acústica
Saludos desde la luz.